Primero
de los partidos aplazados del C.B. Ciudad de Moguer correspondiente a la fase
final de la liga provincial sénior (del 1º al 8º), que le enfrentó en su
pabellón al poderoso C.B. Punta a las 21:00 horas del miércoles 28 de marzo.
Comenzaron
los nuestros, de azul, muy fuertes contra los puntaumbrieños, sabedores de la
calidad que atesoran los visitantes, uno de los conjuntos llamados a luchar por
el ascenso a nacional. Especialmente entonado se mostró Carmelo Rivas, pero eso
ya no es noticia en este equipo, para alegría de la parroquia local.
El ‘14’
empezó el choque como un rayo y en un suspiro ya había anotado dos triples y
una bandeja ‘marca de la casa’ para poner el 9-3 en el electrónico. Su rapidez
y descaro pareció sorprender a los blancos de la localidad costera en los
primeros minutos, pero la experiencia de éstos igualó el partido. Sin embargo,
de nuevo Carmelo, en plan arrollador, siguió encestando y castigando a los
visitantes con inusitada facilidad para dejar a los moguereños ocho arriba
(16-8).
El onubense, no contento, continuó anotando canastas de todos los
colores -incluido un mate- en lo que vino a ser una auténtica exhibición de
talento y clase, todo un clinic de baloncesto del que pudieron disfrutar los
asistentes al choque (22-12).
El
segundo cuarto trajo consigo malas noticias para los anfitriones debido a la
acumulación de faltas (3) de uno de sus pilares en la pintura, Rafael. No
obstante, los nuestros se repusieron a dicha circunstancia y empezaron a hacer
relevos en la anotación a Carmelo, que hasta entonces había monopolizado la
mayoría de puntos de su equipo. Miguel Barragán y Juan Diego empezaban a
aparecer y el Ciudad de Moguer lo agradecía.
En esas, Antonio Prieto volvía a
hacerse con el timón del encuentro y su dirección llevó a los azules a un
cómodo 29-22. Los de Punta Umbría, poco acostumbrados a tanta resistencia,
empezaron a lloriquear al cuadro arbitral. Los locales, sin embargo,
continuaron a lo suyo pero un par de pérdidas seguidas estrechó el marcador.
Tras un tiempo muerto pedido por Guillermo Sierra y un leve atasco moguereño,
Juan Manuel Garrido volvía a anotar para los azules. No obstante, los
puntaumbrieños empatarían el encuentro poco antes del descanso merced a dos
triples (31-31).
Tras
los minutos de reposo, los visitantes, inquietos por el empuje moguereño,
siguieron quejándose amargamente a los árbitros de la contienda. El marcador
del choque, mientras tanto, se había detenido en ese 31-31 y ni los tiros bien
seleccionados de los nuestros ni los contraataques de los blancos pudieron
hacer nada por remediarlo.
Unos largos minutos después, Miguel volvía a abrir
el grifo y Rafael le secundó en la siguiente ofensiva. Corría y corría el
Moguer derrochando pundonor, una de sus armas preferidas. De ese modo conseguía
Antonio Prieto un maravilloso ‘coast to coast’ para poner a los suyos 2 arriba.
A pesar del gran partido de los anfitriones, Punta Umbría, con varios tiros de
larga distancia casi consecutivos, se marchaba en el marcador. A ello
contribuyó también nuestro mal día desde 6’25 que nos dejó sin respuesta. En
ese momento reapareció la figura estelar de Carmelo Rivas, para mantener
intactas las esperanzas con un nuevo mate (40-44).
En
los diez últimos minutos, el Ciudad de Moguer continuó tuteando a los puntaumbrieños y ello a pesar de que los
visitantes disfrutan de un mayor número de relevos en el banquillo y de una
amplia experiencia en este tipo de batallas, frente a la bisoñez de los
moguereños en estas lides.
A los
primeros encestes obra de Miguel y Juan Diego le siguió la auténtica figura del
partido, Carmelo Rivas, con un nuevo triple y una bandeja recorriéndose toda la
cancha. Punta Umbría, en tanto, seguía liderando el partido gracias a su
acertadísimo día desde la línea de tres puntos pero los inquilinos del Platero
no se rendían, como demostraron de nuevo Juan Diego y Carmelo con un par de 2+1
casi sucesivos.
En esos instantes y con un 58-62, una falta clarísima bajo
tableros no sancionada a favor del primero vino a suponer el principio del fin
para los de Moguer, que vieron cómo los blancos se marchaban irremediablemente
en el electrónico visitando una y otra vez la línea de personal para dejar la
ventaja en un inmerecido 61-69.
Se luchó de poder a poder contra uno de los
favoritos al ascenso hasta los minutos finales (impensable al comienzo de
temporada) y no había reproche posible para un equipo, el moguereño, que se
había vaciado en el parquet y había muerto en la orilla tras remar todo el
encuentro.
Por José Antonio Romero Martín
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