Encuentro
de máxima exigencia para el C.B. Ciudad de Moguer, que visitaba la siempre
difícil cancha del Chipiland Sport Ayamonte, uno de los favoritos de la liga
provincial sénior de baloncesto.
A pesar de
ello, el quinteto moguereño saltó a la pista sin ningún complejo y con las
ideas muy claras. Con un baloncesto rápido y seleccionando buenos tiros, los
visitantes comenzaron el partido de manera brillante.
Prueba de ello fue el
hecho de que a los pocos minutos de iniciarse el cuarto todos los miembros del
quinteto ya habían anotado (Miguel, Rafael por dos veces, Carmelo, Juan Diego
con un gran 2+1 y Antonio). Practicaban los azulones -hoy blancos- un juego de
lo más fluido y veían aro con suma facilidad.
Los ayamontinos, por su parte, se
veían sorprendidos por el arranque moguereño y sólo empezaban a desperezarse a
base de triples. Cuando parecía que el Ayamonte iba a nivelar el choque
apareció la figura de un espectacular Antonio Prieto con una canasta de dos, un
triple y una 'bomba a lo Navarro' (13-22).
Los
segundos diez minutos continuaron por los mismos derroteros para alegría
visitante. El equipo estaba cuajando posiblemente el mejor encuentro de la
temporada y ante un rival de enjundia. Si a ello unimos que se celebraba en
territorio hostil, la cuestión no es nada baladí y el mérito se redobla.
El siempre
genial Carmelo Rivas se echó el peso del equipo en ataque y cogió el relevo
anotador en este segundo cuarto, bien secundado por el capitán, Miguel
Barragán. Mientras tanto, al Ayamonte le seguía costando coger el pulso al
partido y se mantenía a distancias prudentes gracias a los tiros libres y a
tiros abiertos (28-36).
El inicio
del tercer cuarto no pudo empezar mejor para los nuestros, con puntos de un
Miguel inconmensurable bajo tableros y de Antonio desde más allá de 6,25. El
'10' estaba fino, inspiradísimo y cuando se encuentra así es un puñal desde el
exterior y un seguro de vida para su equipo.
Todo
marchaba a las mil maravillas en el bando visitante hasta que la acumulación de
faltas empezó a amenazar a los hombres en la pintura de Moguer. En esas, el
equipo atravesó un pequeño bache de sequía anotadora que los anfitriones no
dudaron en aprovechar para reducir distancias
(42-46).
Un triple de Juan Diego desatascó al Ciudad de Moguer pero el
partido se había igualado irremediablemente y ya no habría respiro para ninguno
de los dos equipos. La entrega y la garra de Rafael mantuvo a los nuestros por
delante pero algunas decisiones arbitrales discutibles amén del empuje de los
locales con seis puntos seguidos en transiciones defensa-ataque muy rápidas
llevaron el tanteo del encuentro a 56-53 al término del tercer período.
Llegaba,
pues, el cuarto decisivo con el choque apretadísimo y con todo por resolver.
Siguieron los nuestros jugando un gran baloncesto pero muy pronto se vieron
mermados en su juego interior al perder a su pareja de hombres titulares en los
postes, Miguel y Rafael.
Juan Manuel y Eduardo saltaron a la pista dispuestos a
dejarse el alma para mantener las esperanzas de victoria intactas pero se
jugaban los minutos del todo o nada y los moguereños, sin dos de sus anotadores
interiores habituales, tendrían que apostar por su juego exterior.
Para colmo,
sólo restaban 5:24 para el final y el electrónico reflejaba un 64-58
inquietante para los blancos. Pero, ¿quién dijo miedo cuando Antonio Prieto
está de dulce? El '10' enchufaba un nuevo triple en el siguiente ataque para
reducir a -3 mientras en la grada se oían gritos de "¡Se puede, se
puede!".
Y vaya que si se podía: los moguereños, con otro triple de
Antonio -brutal su partido-, una canasta de talento de Carmelo y dos tiros
libres de Juan Diego hacían encajar a Ayamonte un parcial esperanzador de 0-6
(66-68).
En ese momento, los verdes hicieron cinco cambios de una tacada
apostando por un quinteto más rápido en detrimento del anterior, con hombres
más espigados. Ayamonte sacaba a relucir su fondo de armario con jugadores
frescos para disputar los minutos de la verdad y los moguereños mantenían en
pista a un equipo fatigado, con muchos minutos acumulados en las piernas y sin
relevo posible por las eliminaciones. Tocaba apretar los dientes, bajar el culo
-como se dice en el argot- y apelar a la épica a falta de dos minutos.
Los
pistoleros Antonio Prieto y Carmelo Rivas, incombustibles, se repartieron los
últimos ataques en busca de la gloria. Así, con empate a 68, el aro ayamontino
le negó la canasta al '10' tras una fabulosa penetración.
En los ataques que
vinieron, Ayamonte anotó de dos y Carmelo hizo 1/2 en tiros libres (70-69).
Pero el Ciudad de Moguer se reservaba una última carta con su posesión final.
Se merecía la canasta ganadora el maravilloso partido de Antonio Prieto pero el
aro escupió su tiro de tres. En la lucha por el rebote, su amigo Carmelo
recibió una falta que le llevó a la línea de personal. El '14', con nervios de
acero, anotó los dos para poner el 70-71, a la postre, marcador final de un
choque de esos que dejan henchido de orgullo el pecho de la afición.
Por José Antonio Romero Martín
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