Última jornada de la
liga provincial sénior de baloncesto con todo por decidir entre el C.B. Ciudad
de Moguer y el C.B. San Juan en el pabellón Platero de la localidad moguereña y
con una notable afluencia de público debido a lo que se jugaban los dos
equipos: el vencedor jugaría la fase final del campeonato (del 1º al 8º) y el
perdedor se tendría que conformar con disputar la fase de consolación (del 9º
al 15º). Por lo tanto, emoción por todo lo alto en un partido que se jugaría,
sin lugar a dudas, a cara de perro.
Conocedores de la
transcendencia del choque, los anfitriones saltaron a la cancha muy metidos en
el partido desde el principio. El quinteto titular demostró su saber hacer y
todos arrimaron el hombro para conseguir ligeras ventajas. Especialmente
entonado se mostró Carmelo Rivas, como en él viene siendo habitual. A pesar del
buen tono mostrado en este primer cuarto, la lacra de los tiros libres errados,
asignatura pendiente de los moguereños últimamente, imposibilitó que los
locales se escaparan en el electrónico al término de los primeros diez minutos
(21-16).
En el segundo cuarto la
presión pareció agobiar a los de Moguer, que encajaron un parcial de 3-9 (gran
triple de David) en los primeros minutos y, para colmo, a Miguel Barragán se le
señalaba su segunda falta personal. No obstante, el equipo se sacudió dicha
presión con una férrea defensa que propició el atasco de los sanjuaneros y con
grandes minutos de todos: a los anotadores habituales (Carmelo, Miguel y
Antonio) se les sumó un inspirado David y un siempre cumplidor Eduardo para
poner a los moguereños tres arriba (14-11).
Buena noticia para los azulones. A
pesar de ello, el magnífico día del C.B. San Juan en el rebote ofensivo amén
del desacierto local con los tiros desde la línea de personal hizo que el derbi
se decantase para los visitantes en este parcial (15-20, 36-36 al descanso).
Tras los minutos de
asueto, se vieron momentos de gran baloncesto. El C.B. San Juan presentaba una
versión mejorada de sí mismo merced a fichajes de última hora de jugadores de
calidad. Suyas fueron algunas de las acciones más destacadas del partido con un
amplio abanico de canastas desde penetraciones a tiros en suspensión de bella
factura.
Achuchaban los vecinos y el rebote defensivo moguereño seguía siendo
deficiente. Se temía lo peor, pero en ésas los nuestros se sobrepusieron al
talento individual de San Juan con un sólido juego de equipo en el que de nuevo
todos aportaron su granito de arena.
Con dos triples en un corto espacio de
tiempo (el segundo tras un tapón de Rafael, que no sería el último), el gran
Antonio Prieto estiraba la diferencia hasta un cómodo 48-38. Pero no iba a ser
tan fácil y menos con este talentoso y respondón C.B. San Juan. Así, los
visitantes volvieron a igualar la contienda a base de canastas de clase y
empezaban a creer en sus posibilidades de victoria. Con todo, los locales
apretaron los dientes y con la batuta de Carmelo, el equipo -de nuevo el bloque
del equipo- se escapó en el marcador (54-46).
En el decisivo último
cuarto, los anfitriones jugaron con la confianza que daban esos 8 puntos de
ventaja en los primeros compases, con mate incluido del genial Carmelo Rivas.
Sin embargo, un atasco monumental de los moguereños, que encajaron un parcial
de 0-12, hizo que se mascara la tragedia.
El nerviosismo se instaló en los
jugadores y nadie parecía querer la bola, pero Carmelo, que no conoce la
presión, se echó el equipo a la espalda con siete puntos consecutivos en esos
minutos de confusión para poner a los locales cuatro puntos arriba (65-61).
Volvió a responder San Juan pero Eduardo, con un espectacular triple, ponía
tierra de por medio. Significativo fue dicho triple pues vino a ser la
sentencia del encuentro, ya que los sanjuaneros, con el tiempo en contra, no
pudieron hacer ya nada más por aspirar al triunfo en un derbi de muchos quilates
que finalizó con una acción digna del espectáculo presenciado ese día: Carmelo,
tras un brutal tapón a Moro –para más inri, ex jugador del C.B. Ciudad de Moguer-
se marcó un ‘coast to coast’ para poner punto y final al partido más importante
de nuestra corta existencia (75-65).
Por José Antonio Romero Martín
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