Encuentro disputado en
el pabellón Platero de Moguer correspondiente a la tercera jornada de la liga
provincial sénior que enfrentó al equipo local, el C.B. Ciudad de Moguer,
frente al C.B. Bonares. Partido de viejos
conocidos el que se disputó en la tarde de ayer sábado, día 5 de noviembre.
Por
un lado, el C.B. Ciudad de Moguer, en clara ascensión de juego tras un comienzo
dubitativo. Por el otro, el C.B. Bonares, un plantel sinónimo de intensidad y
juego aguerrido al límite. No había, pues, lugar a la sorpresa: el partido
entre moguereños y bonariegos transcurriría, ateniéndonos al guión
preestablecido de temporadas anteriores (dos victorias para cada uno en cuatro
partidos parejos), igualado y disputado hasta el mísmisimo pitido final.
Conscientes de ello, el
C.B. Ciudad de Moguer se presentó ante su público con la firme intención de no
dejar la iniciativa al peligroso cuadro bonariego y de paso, darle una alegría
a su hinchada, tan necesitada de victorias.
Así, los moguereños comenzaron el
partido entonados tanto en ataque como en defensa y pronto se hicieron con
cómodas ventajas de hasta +10. Este hecho permitió a los locales jugar con más
tranquilidad de la esperada y por momentos el equipo rayó a gran altura. Muestra
de ello es que jugó con sentido sus
posesiones, maduró las jugadas haciendo buenas selecciones de tiro y buscó a
sus hombres en la pintura, superiores en altura a los visitantes.
El plantel
moguereño, no obstante, no consiguió despegarse en el electrónico, en parte por
el nefasto porcentaje de tiro de tres, en parte porque el C.B. Bonares no cejó
en ningún momento en su intento por mantenerse vivo en el choque. El juego de
contacto, viril y la intensidad del mismo arrojó malas noticias para los pívots
locales antes del descanso: Juan Manuel Garrido abandonaba el partido con una
brecha en la barbilla y Miguel Barragán se marchaba a los vestuarios con tres
faltas personales. Poco después acababa la primera parte con un escueto 27-19.
Tras la reanudación, el
partido continuó por los mismos derroteros de los dos primeros cuartos pero con
la evidente preocupación local debido a su mermado juego interior. En esas
circunstancias, sobresalió la figura de Antonio Prieto en la dirección y en la
anotación, con cinco puntos seguidos merced a un triple y a dos tiros libres,
para mantener la barrera psicológica de los diez puntos. Barrera que, sin
embargo, los bonariegos no tardarían en derribar en una nueva muestra de
carácter con sendas canastas más tiro adicional amén de un triple. Tras el
arreón visitante, el C.B. Ciudad de Moguer sintió el aliento en su cogote, con
una ventaja de +6 que poco después ampliaría Juan a +9 para poner las cosas en
su sitio. No se rendían, no se entregaban, pero lo sabíamos.
Ya en el último cuarto,
continuaron los contratiempos para los de casa después de que Carmelo Rivas
tuviera que abandonar la cancha con molestias en un tobillo. Pero el partido no
iba a tener más sobresaltos a pesar de la insistencia de los de Bonares y menos
con Antonio Prieto en la pista, ayer, en estado de gracia: brillante en la
dirección y enchufado desde la línea de tres puntos. Precisamente en sus manos
murió el partido mientras aseguraba posesiones para los nuestros y mantenía la
diferencia de diez puntos, a la postre, insalvable para los bonariegos como
reflejó el marcador final de 59-49.
Por José Antonio Romero Martín
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